El
ser humano, en su afán por desempeñar en forma idónea todos los roles que
interpreta a lo largo de su existencia, muchas veces cae en la trampa de
olvidar que cada una de las situaciones que enfrenta, puede variar dependiendo
del cristal con que se mire, y más aún, no sabe que el color de ese
cristal tiene poco que ver con las circunstancias externas, son más bien el
reflejo de su contenido interior, manifestado a través de las emociones, las
cuales tienen una función adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea y
por esta razón, dos personas reaccionan diferente ante un mismo estímulo.