Por: Yanet Taveras / En mis estudios de
psicología, en una ocasión estaba muy preocupada preparando un tema que me
causaba mucho estrés y para el cual creí necesitar ayuda, hasta que mi mentor
me preguntó que cuál era el tipo de ayuda que necesitaba, no le respondí, en
ese momento lo entendí, ¡era obvio!, le temía al tema de la muerte. Así que me decidí a abrir un libro que
había comprado y dado apenas una ojeadita “Agonía, Muerte y Duelo” de Lorraine
Sherr, una obra que trata sobre los diferentes aspectos de la muerte y a través
de él, logré hacer un buen trabajo.
Recientemente tuve una triste experiencia, había visto morir seres
queridos; pero por primera vez, viví el proceso de la agonía y muerte de
alguien amado. Esta experiencia me ha marcado y me ha motivado a
escribir sobre el final de la vida. Sigue
sin gustarme el tema, por eso no me enfocaré en la muerte, sino en la vida, en
aquellas cosas que deben hacerse antes que llegue el inevitable momento de
partir.
Una de mis películas favoritas, de esas que ves una y otra
vez y siempre resulta interesante ‘’The Bucket List”, “Lista de Deseos”,
nombrada en EEUU “Antes de Partir”, trata del final de la vida de dos hombres,
en una situación que nos hace a todos iguales, una enfermedad terminal. Estos disímiles caballeros hacen un plan para
experimentar la vida al máximo, nada más y nada menos que en una habitación de
oncología que compartían. Para
ello usan una lista de deseos que había hecho uno y que ambos
complementaron. La película es sobre el
final de la vida, pero desde una perspectiva de crecimiento y liberación, con
un toque de jocosidad, muestra que a fin de cuentas “uno se arrepiente de las
cosas que no hace en la vida, no de las que uno hace”. La cito porque la mayoría de las personas le
temen a la muerte, el tema les deprime y lo evitan. Para nadie sería agradable saber que sus días
están contados y si fuera su elección, muchos optarían por no saberlo, pues en
general, la gente no se preocupa por la vida, hasta que está a punto de
perderla.
¿Qué harías si
supieras que estas desahuciado?... ¿Sentirías que tienes listo tu equipaje o
pedirías un poco más de tiempo para arreglar algunos asuntos pendiente?... Es
muy probable que se desee hacer una tregua. Pero, ¿por qué esperar hasta estar
al borde del precipicio para darse cuenta que no se disfrutó el paisaje?... deberíamos
dedicarnos a ordenar las prioridades justo ahora que hay tiempo. Este
es un buen momento para comenzar a prepararte para la inevitable muerte,
haciendo una lista de todas las cosas que siempre has querido y debido hacer,
lo que falta por aprender, por ver, por sentir, por escuchar, ¡por VIVIR!!!
Cada quien define sus prioridades según su propio criterio, por ejemplo en la
película antes citada los deseos van desde “reír hasta llorar” hasta algo tan
profundo como “encuentra la alegría en tu vida”.
Sé realista; pero se trata de tu vida y puedes incluir lo
que quieras en tu lista, sin olvidar que “la búsqueda de la felicidad debe ser
una constante en la vida”. Sé auténtico,
esto es algo personal y privado. El diario El Confidencial, de España clasifica
4 aspectos para tomar en cuenta en la lista, 1-despreocuparse por el dinero,
2-saber conformarse con lo que se tiene, 3-trabajar para vivir, en lugar de
vivir para trabajar y 4-disfrutar de los pequeños placeres de la vida, pero no
hay reglas específicas a sugerir, pues la diversidad humana no tiene igual y
las prioridades varían dependiendo de la etapa de la vida. Algunos incluyen hasta los detalles del
funeral, si este fuere el caso, se debe comunicar. Puedes hacer una contribución a nuestros
mayores, ayudándolos con su lista de deseos, es algo que vale la pena, podría
usarse el artículo como base o sugerirlo a alguien que sepa manejar el tema,
pues debe hacerse con sutileza, para que piensen que están muriendo. Para terminar te
invito a no temerle a la muerte, más bien prepárate para ella disfrutando cada
día de vida al máximo, ya tienes el primer motivo, para hacerlo ¡ESTÁS
VIVO!. Ten presente que tus deseos no dañen a nadie, incluye el discernimiento y
equilibrio en tu esquema y evita los extremos, pues estos tienden a ser
viciosos. Finalizo con mi poema
predilecto de Pablo Neruda.
¿Quién muere?
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del
hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de
marca, no arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el
negro sobre blanco y los puntos sobre las íes a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente quien no voltea la
mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga
lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por
lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye
música, quien no encuentra gracia en sí mismo.
Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se
deja ayudar.
Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala
suerte o de la lluvia incesante.
Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de
iniciarlo, no pregunta de un asunto que desconoce o no responde cuando le
indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que
estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que
conquistemos una espléndida felicidad.
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