Thursday, May 8, 2014

Un Tesoro Para Mis Hijos

Por: Yanet Taveras

Ser madre es la más hermosa tarea que una mujer puede desempeñar, siempre quiere lo mejor para sus hijos y ya sea que éste crezca en su vientre o en su corazón, estará dispuesta a sacrificarlo todo para que él obtenga lo mejor de lo mejor siempre.  En su papel de proveedora de la crianza y la educación de los hijos, la madre lleva consigo un gran compromiso, debe educar con firmeza, evitando traumarlos, sin llegar a perder el sentido de autoridad.  De igual modo debe ser sensible para expresar sentimientos y a la vez firme para poner límites, pues en una cultura de desecho como  la actual, es preciso proveer a los hijos de poderosas herramientas que moldeen a un ser humano íntegro.

En su lucha por preparar el mejor futuro para su prole, muchos padres se limitan a acumularle riquezas y educarlos en una institución de prestigio, pero estos elementos no pueden trabajar solos, ya que no garantizan resultados eficaces y en muchos casos pueden generar más daño que bien, pues en el camino se pierde el verdadero valor de las cosas y si se enfocan sólo en lo material, se convierten en personas vacías e insatisfechas, que el único valor que poseen es el que les da el dinero.   Es por eso que se debe trabajar arduamente en propiciarle un gran tesoro como herencia.
El mejor tesoro para un hijo, el más valioso y difícil de conseguir, en el que se debe trabajar con ahínco y el único que puede garantizarle una vida exitosa y feliz, está compuesto de varios aspectos, que se pueden resumir en una frase, “prepararlos para la vida”.  Lleva años construir este legado y como todo tesoro, se acumula lentamente y con mucho esfuerzo.  La base del tesoro debe ser el desarrollo del carácter y este debe estar sustentado por la autodisciplina, el autodominio y la automotivación. 
Al lograr que el hijo se sienta entusiasmado por realizar los deberes propios de las diferentes etapas de la vida, se trabaja directamente en su voluntad, esto hace más fácil el guiarlo por los mejores senderos y se debe combinar con el desarrollo de hábitos sanos, como la alimentación saludable, el amor a la lectura, cuidado de su cuerpo, educación en la fe y para completar este cofre se debe trabajar en inculcar valores positivos.
Está  comprobado que los niños que han recibido en su hogar una educación basada en los valores, tienen éxito tanto en su vida personal como laboral, pero se debe tener presente que se educa mejor con el ejemplo, ya que los comportamientos se aprenden en la actuación del día a día.  Estos patrones de comportamiento se registran en el cerebro y actúan de forma automática, logrando que la enseñanza de los padres siga su curso, aun cuando ellos no estén presentes.
Tanto con el ejemplo como las palabras, se debe educar a los niños en valores como la integridad, que implica que la gente puede creerte cuando dices algo.  La responsabilidad, hacerle sentir que son miembros muy importantes de la familia.  La sinceridad, está fundamentada en la confianza entre padres e hijos, se debe fomentar que el niño cuente lo bueno y lo malo y que por más grave que sea la falta,  encontrará en sus padres una adecuada orientación.  La gratitud, contribuye a la creación de un corazón lleno de amor.  La solidaridad, enseñarles a estar comprometidos con la vida.  No se debe olvidar la generosidad, amabilidad, empatía, tolerancia, lealtad, honestidad, respeto, entre otros más.  Son muchos los valores, cada cual es único en su peso y  combinados pueden hacer seres humanos extraordinarios.

Este tesoro crea a una persona capaz de desenvolverse por sí misma, sin mayores dificultades y con el máximo de satisfacciones.   Le ayuda a vivir en armonía con los demás y le da discernimiento, capacidad de distinguir entre el bien y el mal.  Si bien es cierto que cuesta mucho esfuerzo conseguirlo, también es cierto que se encuentra al alcance de todo padre consciente, independientemente del nivel social en que se encuentre.  Conjuntamente con la decisión de tener un hijo, se encuentra el deber de proporcionarle todo lo necesario para que tengan una vida plena. Tomar la decisión de prepararle este tesoro, no sólo garantiza una valiosa herencia, que trascienda de generación en generación, sino que con esto se contribuye además, a  una sociedad más sana. 

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