Quién diría que tras la sentida voz de Luz
Casal se oculta una mujer tímida o que el ímpetu desplegado en el terreno tras
el balón queda apocado cuando Zinedine Zidane sale de la cancha? ¿Quién
sospecharía que tras la fama de estas estrellas se esconden dos personas
tímidas a quienes les ha costado sobremanera lidiar con ese rasgo de su
personalidad?
Pues así es y más que cotilleo de
prensa rosa, traigo el ejemplo porque vale como prueba de que la timidez no
sentencia a quienes la portan. Un estudio de la psicóloga Pilar Varela, por
ejemplo, ha concluido que “una persona con una timidez severa puede ser un
amante fantástico aunque algunas maniobras previas a la relación de pareja,
como el cortejo o acceder a una persona de la que está enamorado, le cuesten
más trabajo que a una persona que no lo es”.
Timidez en la adolescencia
Es cierto que las personas con
este carácter se escudan tras el mal humor o el carácter arisco para que la
gente no se acerque a ellos y los emplean como técnicas o barreras de
protección, pero en general los tímidos acumulan ciertos encantos como
son “escuchar bien, ser sonrientes o discretos", dice Varela.
Pero no es la timidez un don
envidiable, de hecho es la causa del sufrimiento del individuo y también de
la familia que no consigue, y se frustra, al fracasar una y otra vez en el
intento de que el pequeño haga amigos o se relaciones fácilmente con sus
compañeros de aula.
Y si es preocupante en la
infancia, más dolorosa es la timidez en los adultos pues estos la esconden al
suponerse censurados por la sociedad y terminan reproduciendo las
circunstancias que lo volvieron tímido. Según la psicóloga las fobias sociales,
sobre las que muchas veces descansa la timidez, normalmente tienen sus raíces
en la infancia, pero también se puede sufrir en edades más tardías "por
motivos como el divorcio o el paro, dos de las crisis que más afectan a nuestro
andamiaje emocional".
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